Durante mi dilatada carrera como Procurador en Madrid, si hay algo que nunca ha cambiado es mi ilusión por ejercer. Hace 35 años me comprometí con esta profesión, y este compromiso vocacional lo he mantenido intacto. Estoy convencido de que para que un ordenamiento jurídico garantista funcione de manera eficaz, la figura del procurador es imprescindible. Ciertamente no tengo duda de ello, y mi experiencia no ha hecho más que reforzar este convencimiento.
He sido testigo, y sigo siéndolo, de los enormes cambios vividos en la procuraduría. Los nuevos tiempos nos han llevado a adaptarnos de manera eficiente a las nuevas tecnologías. En Servicios Jurídicos Bartolomé Procuradores hemos apostado siempre por estos cambios, que si bien han exigido tenacidad, perseverancia y constancia, nuestro equipo de profesionales ha demostrado una gran adaptación para ejecutarlos de manera inmediata. A día de hoy, nuestro trabajo diario se ve inmensamente enriquecido por estas herramientas tecnológicas, que repercuten directamente en un mejor servicio para nuestros clientes, algo que siempre ha sido, es y será nuestra máxima.
Y es que es evidente que nuestro trabajo no tiene sentido sin nuestros clientes. Son ellos los que nos dan el mandato de actuar en su representación y nuestra dedicación está reservada a ellos con rigor y lealtad. Abogamos siempre para que se conozca bien nuestra figura procesal y, por ende, nuestro trabajo, ofreciendo una transparencia total durante cada proceso, transmitiendo la seguridad y eficiencia necesarias que requiere nuestra profesión.
Quizá ahora más que nunca vivamos tiempos convulsos para nuestra profesión. Personalmente soy optimista, siempre lo he sido. Debemos ser los mismos procuradores los que valoremos mejor y más que nadie nuestra profesión, sólo así nos ganaremos el respeto que merecemos. En Servicios Jurídicos Bartolomé Procuradores miramos al presente y al futuro con gran confianza, y el equipo al completo de profesionales que dirijo comparten, sin ninguna duda, este fundamento.
Hablaba al inicio de ilusión. Y no es casualidad. Es ésta la que nos impulsa a hacer un trabajo impecable, a mejorar, a innovar y a modernizarnos. Durante todos estos años de profesión he intentado transmitir esa ilusión a mi equipo. Hoy, orgulloso, puedo afirmar que nuestro despacho está conformado por un heterogéneo grupo de grandes profesionales, que nos complementamos a la perfección. Entre todos formamos un equipo cohesionado y con gran preparación para ejercer la procura. Pero, casi sin dudarlo, afirmaría que una de mis mayores satisfacciones es sentir la ilusión con la que cada uno de los miembros del equipo trabajan a diario. Una ilusión compartida que nos seguirá llevando muy lejos. Estoy seguro.